miércoles, 23 de julio de 2025

La familia correcta de El País Audio

 La familia correcta: una red bien armada y una historia que pide ser contada

A veces uno empieza un podcast por curiosidad y acaba tomando notas. Eso me pasó al escuchar el primer episodio de La familia correcta, una serie documental de seis entregas de El País Audio, Chora Media, Europod y 444, realizada en el marco del proyecto WePod, cofinanciado por el programa Europa Creativa de la Comisión Europea.

Estamos ante una serie que se mete de lleno en el auge de las redes ultraconservadoras en Europa. La premisa no es nueva: la familia como bastión ideológico, el aborto como enemigo común, la agenda progresista como amenaza. Pero el modo de contarlo sí lo es.

El relato comienza en una mañana de Madrid, frente al Senado, con un grupo de hombres y mujeres vestidos como para un acto institucional. Y lo era: se trataba de la sexta cumbre transatlántica por la libertad y la cultura de la vida, organizada por la Red Política por los Valores. Hasta aquí, puro contexto. No obstante, lo que marca la diferencia es cómo lo cuentan.

La voz principal es la de Elsa Cabria, que lleva el hilo narrativo con serenidad, sin impostar emoción, pero con el tono justo para que lo que dice cale. Es directa, clara, cercana, y no necesita alzar la voz para atraer al oyente a la escucha. Además, intercala testimonios de sus compañeras —Francesca Berardi, Claudia Torrisi y Lili Rutai— que aportan perspectivas desde Italia, Hungría y otros puntos clave. Entre todas forman un equipo que sabe cómo traducir lo que ve en preguntas útiles para el oyente.

La estructura del episodio se construye como una crónica que va sumando piezas. Arranca en Madrid y enseguida viaja a Italia con la historia de Linda, una joven que decide abortar y se enfrenta a un sistema que, siendo legal, le pone trabas a cada paso. “Solo se te valida si decides quedarte con el niño”, dice. Su experiencia concreta se conecta rápidamente con la gran pregunta que articula la serie: ¿qué pasa cuando se legisla desde una visión única de lo que es una familia?

Lo interesante del espacio es que no se pierde en generalidades. Nombra, apunta, muestra vínculos concretos entre partidos, fundaciones, laboratorios de ideas o centros de pensamiento (think tanks), lobbies y discursos. Desde el Heritage Foundation, en Estados Unidos, hasta la oficina que el Centro de Derechos Fundamentales de Hungría. Todo está documentado con fragmentos reales, voces originales y mucho contexto. Lo que puede resultar abrumador en algún momento —hay muchos nombres y siglas— se compensa con la claridad del guion.

En cuanto al diseño sonoro, la producción es eficaz y comedida. No hay efectos innecesarios, ni música grandilocuente. Todo está al servicio de la historia, y los audios, en otros idiomas, ayudan a situar cada escena. El ritmo es ágil, pero no atropellado, y el resultado es un episodio que no se hace pesado.

Estamos ante un podcast pensado para oyentes que siguen con interés los temas de derechos humanos, feminismo, política internacional o religión y poder. Pero también puede atraer a quienes no están metidos en estos asuntos, porque el enfoque se centra más en contar que en juzgar. La clave está en cómo se cruzan las historias personales con el análisis político. En cómo se deja ver, por ejemplo, que en 2025, en Hungría, se obliga a las mujeres embarazadas a escuchar el latido del feto, o que en España ya se han intentado aplicar medidas similares.

Desde el punto de vista de quien escucha, la sensación es ambivalente: por un lado, uno se informa y comprende mejor ciertas dinámicas que a menudo pasan desapercibidas en los medios; por otro, cuesta no sentirse interpelado. Porque estamos ante un podcast en el que se está hablando de cosas que ya están pasando, a veces muy cerca.

Como oyentes, se agradece que no nos traten como si viniésemos con el manual leído. Todo se explica, se contextualiza, y se agradece el tono sobrio: no hay dramatización, ni apelaciones emocionales forzadas. Lo que incomoda es lo que se cuenta, no cómo se cuenta.

La familia correcta no es un podcast ligero; sin embargo, es uno de esos que vale la pena escuchar con calma, tal vez en dos tandas. Deja preguntas, da claves, no subestima al oyente. Y lo más importante: no pretende tener la última palabra, sino abrir una conversación. Quizá por eso funcione tan bien.

Si tuviera que resumirlo, diría que es un trabajo riguroso y narrado con honestidad. Una historia contada desde el terreno, con datos, voces y relatos que ayudan a entender por qué ciertos discursos que parecían lejanos ya no lo son tanto.

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